miércoles, 13 de mayo de 2015

Tratamiento piernas cansadas. Vendas frías y masaje circulatorio.

El tratamiento de piernas cansadas consiste en la mezcla de la aplicación de vendas frías durante 30 min., para después retirarlas y efectuar un masaje circulatorio de 30 min. 
A continuación os detallamos los beneficios de estos dos tratamientos, que juntos forman una solución inmejorable al problema de piernas cansadas y a los trastornos circulatorios. 

LAS VENDAS FRÍAS: 
Las vendas frías son un tratamiento de Naturopatía estética consistente en reducir la temperatura corporal mediante la aplicación de vendas impregnadas en líquidos fríos especiales. 

Así se logra que el cuerpo reaccione y luche por mantener la temperatura, para ello quema grasas y elimina toxinas al mismo tiempo que favorece la circulación. Con esto se logra reducir el volumen y eliminar la celulitis.



Beneficios:

-        Bajada de peso
-        Disminuye y reduce las estrías
-        Elimina la celulitis y toxinas
-        Mejora la circulación sanguínea y linfática
-        Reafirma la piel

-        Reduce contorno de muslo y cadera

EL MASAJE CIRCULATORIO:

El Masaje Circulatorio es una técnica cuya finalidad es la de activar el riego sanguíneo y linfático favoreciendo el intercambio celular. Al movilizar los líquidos corporales, se consigue por un lado, que los nutrientes lleguen mejor a las células, y por otro, que las toxinas circulantes alcancen los órganos y ganglios encargados de eliminarlas. 
La técnica consiste en movilizar los líquidos corporales, actuando directamente sobre los vasos sanguíneos y linfáticos, e indirectamente sobre las terminaciones neuromotoras. Este procedimiento favorecerá el funcionamiento del músculo cardíaco e intensificará la distribución sanguínea desde los órganos internos hacia los músculos y la piel. Como resultado, habrá un incremento en la temperatura corporal que calentará y transformará los tejidos, previniendo lesiones circulatorias.



La incidencia en cada uno de los circuitos es distinta según se trate del sistema circulatorio sanguíneo arterio-venoso o linfático:

Circulación venosa
Los vasos sanguíneos venosos circulan a nivel superficial, por lo que el masaje se debe de realizar en la misma dirección de la sangre en las venas, es decir, desde las extremidades en dirección al corazón. Este procedimiento incrementa el flujo de la sangre que va de retorno al corazón, mejora el filtrado de la misma, y estimula la función de las válvulas de entrada y salida del músculo cardíaco.

Circulación arterial
El aumento de calor y rubor obtenido del masaje, provoca la dilatación de los vasos arteriales. Esta dilatación favorece el tránsito de oxígeno en sangre así como de nutrientes, que aumentarán el metabolismo de la zona.

El sistema de vasos arteriales se mueve a nivel profundo dentro del organismo, por lo que el masaje no actúa de forma tan directa sobre ellos, como sí lo hace en la circulación venosa. Al tratar las masas musculares profundas mediante la buena distribución del oxígeno y nutrientes, que mejora el estado trófico de la musculatura y la piel, conseguimos también que la sangre arterial circule de forma más fluida.

Circulación linfática
El sistema linfático, junto con la circulación venosa, es el encargado de purificar el organismo. Esta circulación se mueve a nivel de la piel. Con un masaje suave es suficiente para movilizar los líquidos retenidos, para su filtrado y desagüe.

El masaje está indicado para todo tipo de personas, y en particular aquellas que presenten:

Trastornos circulatorios
Retención de líquidos
Edemas
Celulitis
Obesidad
Contracturas
Cefalea
migrañas, Insomnio y situaciones de estrés
Fatiga o cansancio
Enfermedades reumatológicas
Lesiones musculares


La reflexología podal. Indicaciones y beneficios.

La reflexología podal es una técnica terapéutica basada en la estimulación de puntos sobre los pies, denominados zonas de reflejo. 
Supone la aplicación de un masaje manual que aplica presión en áreas reflejas de los pies para producir efectos específicos en otras partes del cuerpo.



Origen de la reflexología podal. 
La reflexoterapia es una técnica milenaria con orígenes en la antigua China, Egipto y en las tribus de los Estados Unidos. Se han encontrado papiros en Egipto que datan del año 2000 a. de C. en los que se muestra la aplicación de masajes en plantas de pies y en manos. Los egipcios descubrieron que había partes y órganos del cuerpo que tenían un punto reflejo en la planta de los pies y, al estimular cada uno de estos puntos se producía una sensación de alivio.

En Estados Unidos, los indios Cherokees de Carolina del Norte aplicaban masajes sobre los pies como parte de una ceremonia sagrada, pues creían que los pies al ser nuestro contacto con la tierra formaban también parte de las energías que fluyen de ella.

La reflexología moderna nace a principios del siglo XX de los trabajos del médico estadounidense William Fitzgerald, que observó que la aplicación en determinadas áreas de pies y manos provocaron efectos anestésicos en otras partes del cuerpo. Con estos descubrimientos, estableció que el cuerpo humano se halla atravesado, en sentido longitudinal por diez meridianos, cinco en cada mitad del cuerpo, sugiriendo que existe una relación directa entre las diferentes áreas y los distintos órganos del cuerpo.



Beneficios de la reflexología podal.

La reflexología aplicada en los pies es una terapia que nos puede ayudar tanto a prevenir diferentes síntomas y dolencias como para conseguir un equilibrio físico y mental. 

A continuación cito algunos de los beneficios generales que podemos conseguir con la reflexología podal:

Es relajante.
Alivia el estrés.
Activa la circulación sanguínea.
Afloja las contracturas.
Mejora la calidad del sueño.
Activa el sistema inmunológico.
Favorece mecanismos de depuración y eliminación de toxinas.
Equilibra los distintos sistemas.


Contraindicaciones de la reflexología podal



Aunque en un principio la reflexología podal no tiene contraindicaciones hay casos en los que no es recomendable su aplicación. Estos casos son los siguientes:

Procesos agudos de fiebre.
Osteoporosis del pie o pierna.
Enfermedades isquémicas del corazón (angina de pecho, infarto...)
Infecciones agudas en general.